Durante toda la semana pasada, los alumnos de infantil estuvimos viviendo la leyenda de San Jorge desde dentro.
Cada día pasaba algo extraño en el colegio: un día desapareció Raquel, después Jesús, nos encontramos el colegio revuelto, apareció un rey buscando ayuda, encontramos un nido de huevos de dragón, se escuchaban rugidos, encontramos finalmente al dragón y con la ayuda de San Jorge lo matamos.
El miedo es una emoción de la cual normalmente nos olvidamos pues no sabemos cómo trabajarla, las maestras de infantil, decidimos trabajarla sintiéndola, pero de tal forma que al final, nos llevase al valor, que pudiésemos dejarlo fuera, pero habiendo aprendido a identificarlo y a reconocer que no pasa nada por sentirlo.
Los alumnos de 4 años llevamos a cabo una actividad en la cual buscábamos posibles causas para lo que estaba sucediendo
Gracias a los compañeros del colegio que nos han ayudado y soportado durante estos días y a las familias que habéis colaborado sin saber qué estaba pasando, pero era requisito imprescindible para que reconociesen el miedo por ellos solos, y gracias a la familia de Carlos Lorente por esos dragones de pan que nos pudimos almorzar.
Cada día pasaba algo extraño en el colegio: un día desapareció Raquel, después Jesús, nos encontramos el colegio revuelto, apareció un rey buscando ayuda, encontramos un nido de huevos de dragón, se escuchaban rugidos, encontramos finalmente al dragón y con la ayuda de San Jorge lo matamos.
El miedo es una emoción de la cual normalmente nos olvidamos pues no sabemos cómo trabajarla, las maestras de infantil, decidimos trabajarla sintiéndola, pero de tal forma que al final, nos llevase al valor, que pudiésemos dejarlo fuera, pero habiendo aprendido a identificarlo y a reconocer que no pasa nada por sentirlo.
Los alumnos de 4 años llevamos a cabo una actividad en la cual buscábamos posibles causas para lo que estaba sucediendo
Gracias a los compañeros del colegio que nos han ayudado y soportado durante estos días y a las familias que habéis colaborado sin saber qué estaba pasando, pero era requisito imprescindible para que reconociesen el miedo por ellos solos, y gracias a la familia de Carlos Lorente por esos dragones de pan que nos pudimos almorzar.
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